Matrimonio cambió la ciudad por el campo

Publicado: Jueves, 23 Marzo 2017 07:00 Escrito por Avelino Araya
Hoy cultivan membrillos, higos y olivos en huasco.-

Juan Carlos Zamora y Rosa Talamilla se cansaron de su vida de comerciantes en Tierra Amarilla y de la contaminación ambiental y acústica de esta ciudad, ubicada a 15 kilómetros de Copiapó, en Atacama. Hoy ven crecer sus cultivos de membrillos, higos, uvas y olivos en la huerta que adquirieron en Canto del Agua, comuna de Huasco.

Cambiaron la ciudad por el campo y están felices por su decisión.

La idea de emigrar la habían tenido desde siempre, pero antes debían terminar de educar a sus hijos. Un factor decisivo -cuentan- fueron los aludes de barro que afectaron a la región en 2015, que inclinaron la balanza hacia el nuevo destino. "Fue una decisión importante -dice Juan Carlos-, porque de la noche a la mañana no cualquiera se viene al campo, en especial a una zona alejada como Canto del Agua. El aluvión provocó algo interno en nosotros y decidimos que necesitábamos cambiar de ambiente, de trabajo, y dedicarnos a la tierra".
Mientras cuenta su historia, el matrimonio va mostrando su huerto, donde destacan el membrillar de casi una hectárea que tiene en las colinas junto a otra hectárea de olivos e higueras. Aunque la agricultura no era cercana para ellos, se han ido acostumbrando a base de empeño, cariño por la naturaleza y sobre todo porque con sus cultivos pueden generar ingresos y mejorar su calidad de vida.

"Yo comencé a plantar en la medida de mis fuerzas, mientras mi esposo arreglaba el traslado de la familia de Tierra Amarilla a Canto del Agua. A veces me quedaba sola varios días regando y plantando árboles en el terreno. Han sido años duros, pero gracias a Dios los niños se casaron e independizaron. Quizá ese también fue un motivo para comenzar una nueva vida en el campo", relata Rosa mientras se interna en el membrillar. "Lo que se ve aquí es puro ñeque nomás. Hace cinco años este cerro estaba pelado, no había ningún árbol, todo estaba seco. Hemos tenido que hacer una gran inversión en plantas, abono y riego para tener todo lo que estamos logrando. Nos falta un montón, pero gracias a las inversiones que nos ha dado el programa de infraestructura rural del Gobierno pudimos acortar los tiempos para regar y tenemos más momentos para nosotros".

Ahorro y nuevos desafíos
Precisamente el riego puso a prueba a Juan Carlos y Rosa en un primer momento. "Aunque tenemos derechos de agua, esta venía de un pozo minero que estaba maltrecho. Al principio teníamos que sacar con baldes y tiempo después con una motobomba, pero con un proyecto que nos adjudicaron en INDAP estamos ahorrando casi 300 mil pesos mensuales, lo que para nosotros es súper importante", dice Juan Carlos.

Aun así, la vida en el campo les ha traído nuevos desafíos y los ha obligado a organizarse. "No podemos salir ambos a la ciudad. Una semana lo hace mi marido y a la siguiente, yo, porque las labores de cosecha, sobre todo de membrillos en verano, hacen que uno de los deba estar en el terreno; así que hemos tenido que aprender a movernos distinto para sobrellevar esta nueva vida" puntualiza Rosa.

Y no están produciendo solo frutas. Acaban de terminar la primera etapa de un proyecto de gallineros con fondos públicos para vender huevos de campo. Por lo pronto ya tienen cerca de un centenar de aves de corral con las cuales esperan sobrellevar el invierno cuando los árboles estén en período de manejo para la nueva temporada.

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